lunes, 6 de julio de 2009

El minero que se trasladó a San Jerónimo


Procedente de Villanueva del Río y Minas recuerda con ímpetu y memoria prodigiosa su llegada a San Jerónimo el 1 de abril de 1946.

Tras ser minero con apenas 16 años, pasó, como tantos, otros a trabajar para la RENFE “me he pasado 22 años trabajando como fogonero”.

Tiene 74 años y ahora dedica su tiempo libre a cultivar una pequeña parcela.

Compara los dos San Jerónimo que ha conocido y postula que nada de lo que hay ahora existía cuando llegó, parece que hable de dos barrios diferentes.

“La calle Extremadura era la que llamábamos la huerta de Luisita y desde el cebadero hasta la orilla del río hasta la barqueta todo eran chozos.

Huertas, albercas para limpiar la fruta, la Papa china, la fábrica de velas, estos son los elementos del primer San Jerónimo que vieron sus ojos.

Socio de la Peña del Club Deportivo San Jerónimo, a este hombre le encanta recordar los tiempos de juventud: como cuando se estropeaban los autobuses “coloraos” y teníamos que ir hasta el cementerio a coger el tranvía.

Actualmente pasa su tiempo entreteniéndose en los Huertos que en su día cediese el Distrito Municipal a los mayores para su esparcimiento junto al río, entre verduras y otras ocupa Manuel su tiempo “me gusta mucho cuidar el huertecillo de donde saco las habichuelas y otras hortalizas, que las regalo a algún que otro amigo y para mi casa”.

Cree que las exposiciones y el libro que el Centro Andaluz Carlos Cano puso el pasado año 2003 ha sido un éxito, llegando a gustar tanto que comentó a todos sus conocidos para que fuesen ha verla “espero ver la próxima exposición y ahora que estáis haciendo el libro os pediré uno”.

Manuel Naja

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