lunes, 6 de julio de 2009

Desempolvar lo enterrado

La solidaridad es una cualidad que no todo el mundo posee, para muchos vecinos de San Jerónimo este concepto abstracto se materializa en la persona de Remedios, una vecina preocupada por el mundo en el que vive y que intenta desde su implicación con la sociedad y, más concretamente con su barrio, desempeñar una labor humanitaria que saca a la luz el lado más oscuro de esta zona de Sevilla contra la que lucha y se enfrenta, cara a cara, a diario.

Esta vecina de San Jerónimo llegó al barrio con tan sólo 5 años, cuando desde Ciudad Real venía para las fiestas de Sevilla. Ahora con 60 años confiesa que con aquellas visitas ya se encandiló de este lugar.

En el año 1966, cuando se casó, se instaló definitivamente en el barrio viejo, en la calle Navarra, donde reconoce haber pasado unos de los mejores años de su vida “el patio me encantaba, era diferente a lo que vivía en mi tierra, vivir en el barrio era como una gran familia, las puertas siempre estaban abiertas, todo era de todos y nada era de nadie”. El patio en el que vivió durante tanto tiempo estaba ubicado en la actual peña sevillista, entre la gasolinera y el bar de Maraver, desde allí podía observar la barbería de Rafael Rubio y la tienda de su mujer, Francisca.

La calle Navarra era el antiguo recinto de la feria, para Remedios este era “el mejor sitio en el que la feria ha estado ubicada”. El baile de Marín en el Sótano H y la procesión en parihuelas del Santo forman parte de su repaso al pasado.

Muchas personas impactaron en su vida, de ellas recuerda con especial nostalgia a Doña Dolores, a Pastori, sobrina de Doña Dolores, a Victoria, a Isidoro, a Piedad, a Ángeles y a Conchita y su “típica pensión” por donde a lo largo del día traspasaban sus puertas los aprendices de RENFE a quienes les hacía comida, “era todo el día un ir y venir de gente joven”.

Pero su estancia en el barrio no siempre ha estado plagada de dicha y alegría y, paradójicamente, cuando todo el mundo comenzó a jubilarse Remedios comenzó a introducirse en el mundo laboral. Desde hace seis años trabaja con la Fundación Andaluza para la Integración Social de Enfermos Mentales, este es un trabajo remunerado. Pero para Remedios el dinero no es lo más importante. Su actividad desde hace ya casi veinte años en una asociación sin ánimo de lucro así lo demuestran.

Remedios es secretaria de la Asociación Nuevo Futuro. Su objetivo: la prevención y ayuda de los drogodependientes. Esta entidad tuvo sus comienzos en el año 1986 y desgraciadamente su actividad ha ido incrementando con el paso del tiempo porque “esta es una lacra que nunca acaba”. Confiesa que su labor en este proyecto no es nada gratificante porque por cada vida que salvan muchas se pierden.

Cuando embarcó en esta iniciativa hipotecó su vida, quizás como ella misma manifiesta “los años más felices” pero necesitaba hacer algo y ese algo eran los demás.

Revela que a pesar del transcurrir del tiempo todavía hoy se conmueve al ver pasar por las calles chavales que han caído en el pozo de la droga.

Cuando se le pregunta por la solución a este problema contesta que “la situación es más preocupante de lo que la gente piensa, hemos pasado del consumo de heroína, en los ochenta, al de pastillas, lo que es mucho más grave, vamos a tener un barrio de enfermos mentales”. La función de la asociación es ayudar a estos enfermos, estar con ellos, visitarlos a la prisión, acompañarlos a los médicos o incluso hasta el momento de la muerte. “Desde la asociación no podemos solucionar el problema de la droga pero ayudamos a aquellos que han decidido no vivir, los ayudamos a que mueran dignamente”.

La prevención es un paso importante para evitar problemas mayores, así organizan talleres formativos para padres, de ocio y tiempo libre e incluso de apoyo escolar, porque “la prevención debería partir del propio hogar y de la escuela”. Los últimos datos del fracaso y el absentismo escolar muestran cifras alarmantes, un 64% de los niños con 12 años no acuden a clase habitualmente.

Remedios sitúa en el diálogo de los padres con los hijos la clave fundamental para prevenir este problema social. “La droga está ahí porque hemos ido quitando valores, la familia es más individualista. Todo se ha ido desboronando, sobre todo la familia y la amistad. Así, el joven se tiene que agarrar a algo, lo más fácil es la droga. No hay que sacar valores nuevos, es desempolvar los que hemos enterrado. No hay que inventar nada, todo está ya inventado”.

Su recompensa en esta asociación es poca, tan sólo a veces se siente gratificada cuando ve como algunos de los chicos a los que ayudó un día han encauzado sus vidas. Unas vidas que ya forman parte de la suya por las que seguir luchando día tras día, porque para Remedios “si no aportas una solución formas parte del problema”.

Remedios Díaz-Pines Hernández

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