domingo, 5 de julio de 2009

HUMILLADERO DE SAN ONOFRE

El Humilladero de San Onofre, construido al final del siglo XV con clara tradición mudéjar. Situado a seis kilómetros de la Puerta de la Macarena, junto a la intersección de la carretera que conduce a La Rinconada y la Ronda Supernorte. Está construido en cantería, posee planta cuadrada, y está abierto en sus cuatro frentes por sendos arcos apuntados de origen gótico, decoradas sus arquivoltas (arcos) con motivos de puntas de diamantes, con bóveda construida en ladrillo, que al exterior se remata con cubierta de ladrillo visto a cuatro aguas.

Una cruz patriarcal y veleta sobre basamento (pedestal) poligonal coronan el conjunto. La decoración del interior del Humilladero: sobre “semicolumnas” situadas en los ángulos de los pilares se disponen “semicapiteles” que apean una nervadura pétrea que divide en cuatro paños la cúpula. En la clave, punto de intersección entre los nervios, aparece un pinjante con los mismos motivos decorativos que los de los “semicapiteles”.

A lo largo de su historia, el templete ha recibido diversas denominaciones. Inicialmente estuvo dedicado a San Onofre, y así, durante el siglo XVII, era frecuentado por las viudas devotas del Santo que buscaban segundas nupcias. Como consecuencia de la construcción de la vía férrea Cádiz-Sevilla-Córdoba, que pasaba junto al Humilladero, éste pasó a denominarse en el siglo XIX “Templete del Empalme”.

En la actualidad se denomina “Templete del Santo Negro”, debido a la imagen del Corazón de Jesús de hierro forjado que alberga en su interior. Destacamos el estado de abandono en el que actualmente se encuentra este Humilladero; nos parece muy necesaria una intervención. ¿Quién fue San Onofre? Se cree fue hijo de un rey egipcio o abisinio (etíope) y que vivió en el siglo IV. El demonio provoca a su padre para que lo pase por el fuego como prueba de si era hijo bastardo. Onofre sale ileso. Fue asistente en un convento de la tebaida egipcia (monjes que vivían en el desierto). Al crecer se aparta de él y vive como ermitaño.

La leyenda cuenta que una columna de fuego lo acompañó hasta la ermita. Se alimenta con dátiles y agua. Se viste con sus propios cabellos. Un ángel le llevaba pan y los domingos la Eucaristía. Vivió de esta forma durante 60 años. La leyenda agrega que al morir los ángeles le rindieron honores.

Manuel C. Viñuelas

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