domingo, 5 de julio de 2009

EL BARRIO DE AYER Y HOY

Alrededor de 1920 exista ya lo que hoy conocemos como el barrio viejo y lo componían las calles hoy llamada Extremadura (antigua calle de las Mercedes), siendo esta calle junto con la María Auxiliadora (hoy calle Valencia) donde estaba el mercado o “la plaza”, como la llamábamos los vecinos, ambas calles eran las más céntricas del barrio. En ellas se encontraba el horno de Manuel Cruz (en el callejón del horno), la “Calentería” de Emilio así como las carnicerías de Eusebio y de Pepa. En estas calles estaban los patios de Chito y el de Inocencio, entre otros, la carbonería de Florentina, las mercerías de Rolinde (madre de Marín) y de la “Melchora”, la tienda de hortalizas de María “la Granaina”, el bar de Tronillo y la droguería de Juan Vela, abierta hasta hace pocos años y conocida popularmente por la droguería de Juan “el droguero”, el estanco de Virginia, las tiendas de comestibles de Roble y la de los “Niños”, el puestecillo de Justa, donde comprábamos las bolas y los toritos de barro.

Otra calle era la que hoy llamamos calle Navarra (antigua carretera de La Algaba), en la que se encuentran aún varias reliquias de aquellos años (con algunas modificaciones), como fue la gasolinera de Herrera “El Pelotazo” después “El Pelajopo”, la barbería de Rafael (hoy la lleva su hijo Pepe), el bar de Merenguer más tarde Bar Rufo (hoy bar de Maraver), la fábrica de viguetas de Távora (hoy un aparcamiento), la barbería de Manolo (cerrada hace años) y trabajada por su hijo Manolo. También se encontraba en esta calle el antiguo puente sobre el ferrocarril (el que se construyó para la Exposición del 29) ya desaparecido, los patios de las Leonas, el callejón de Chagartegui una pequeña fundición, donde estaba la tienda de Estanislao, el patio donde vivía Rosario la de Infante (bodegón “El Puerto”), el patio donde vivía Rafael “El Tranviario” padre de los Canos Guirilos, y al final el polvero de Manolo, el que dio el premio de la lotería cuando Escamez. En esta calle también estaba el patio de Juan Pipas, célebre pescador de nuestro río, y que creo que lo de Pipas se debe a que siempre fumaba en pipa. En este mismo se encontraba el Colegio de Doña Dolores Bermejo Quevedo, en esta calle se encontraba la famosa Bodega, creo que de Manolo Rivero, hermano de Ricardo el del bar, y también dueño del Pelotazo, despacho que llevaba Joselito, hermano de ambos. Así mismo en esta calle la zapatería de Domingo y la barbería de Amadeo, el cual lo mismo te cortaba el pelo que te sacaba una muela.

La actual Marruecos (antiguo camino de Almer), en esta calle se encuentra el Monasterio de San Jerónimo de Buenavista. Había en esta calle dos huertas importantes, la Huerta de Luisita y la Huerta San Antonio más tarde se llamaría Huerta de la Papachina a cada extremo de la calle y el cementerio de los ingleses que pocos saben donde están. Donde actualmente se encuentra el solar de lo que fue la Chatarrería de Alfredo Castaño lugar donde estaba el campo de fútbol de El Empalme También había en esta calle dos o tres patios de vecinos, siendo uno de ellos el patio donde vivían los hermanos Taravilla, el Corralón de Madera donde vivían los hermanos Cristóbal y Juanin, el Arroz, el Nono. El patio del Maletero donde nace el portero de El Empalme Manuel García Muñoz, etc. La hoy llamada calle Cataluña, era en esta calle el habitual paseo de los novios, pretendientes y jóvenes de la época, una calle bastante romántica y concurrida. En la misma se encuentra la Iglesia Vieja y la Guardería Infantil, como símbolos de aquellos años la panadería de Manolo, el famoso bar de Ricardo, el taller de bicicletas de Manolín, el patio de Mariano, también estuvo la entrada al cine de verano de Távora y más tarde al cine de invierno ubicado en lo que hoy es un supermercado.

Calle Medina y Galnares llamada en recuerdo del gerente y del director de ISA S.A., rotulada con anterioridad calle Vascongadas, se la llamaba popularmente “la otra carretera”. En ella se encontraba un bar muy añejo, llamado de las Columnas, por tener en un frente seis columnas que formaban el soportal, era propietario Juan Maraver. En esta calle había dos patios muy grandes, el de Velásquez, el corral de Huelva, las Casas de los Obreros y la Casa de Socorro. En esta misma calle Medina y Galnares, existía el Sótano H, un bar con mucha solera, regentado por los hermanos Luis y Joaquín. En este bar se celebraban bailes, también veladas de boxeo, según parece estas actuaciones se celebraban en un patio del mismo Sótano H. El baile de verano, propiedad de Rafael Marín, allá por los 60, fue muy popular y concurrido por mayores y jóvenes, tenía veladores y ambigú, orquestas populares. Hubo otro baile de invierno ubicado en un local que anteriormente lo ocupaba la Falange o Auxilio Social, era también bastante frecuentado por mayores y jóvenes en invierno. La calle Burgos, conocida como Doctor Rivas, y más tarde como calle de la Botica o Farmacia, por existir en ella la Farmacia de Don Augusto. En 1928 existió en esta calle el cuartel de la Guardia Civil hasta 1935 que se trasladaría a un edificio junto a los talleres de RENFE, también ya desaparecidos.

En aquella época el barrio estaba dividido en dos, uno el Barrio Viejo y otro el de Villa Fatigas, situada en el actual grupo de viviendas que dan a la calle Navarra, desde la calle Larache hasta la rampa de entrada a la Papachina, esquina a la farmacia y que lo componían tres calles Larache, Ceuta y Melilla. Desde aquí con dirección hacia la Algaba, se encontraba el canal de Aguilita y la vaquería del Nene, y otras muchas parcelas: como por ejemplo la de Tenorio, la vaquería de Víctor, el Niño de la Era, Agustín Caballero y otras. La calle Larache era un camino que daba al río, y a ella daba la puerta de la Huerta de la Papachina en la cual había dos cañones verticales, uno a cada lado de la puerta como si fuesen dos centinelas, una gran alberca y gran pozo, con un grifo gigante y vía de unos once o doce centímetros de diámetro. Había en esta huerta un cocedero de sebos que desprendía olores nada agradables, era el pan nuestro de cada día, era una tierra muy fértil al igual que todas las que rodeaban a San Jerónimo, y muy bien cuidadas.

En aquella época las anegaba el río en sus crecidas haciéndolas más fértiles. La industria en San Jerónimo (1940-1960) era muy importante, un ejemplo fue la Fábrica de Colores, junto al paso a nivel y a la estación de RENFE, dedicada a productos de pinturas. La Fábrica de Velas, la Fábrica de Sanitas. De la fabricación de los motores Guzzi y Mosquito y también a piezas auxiliares de aviación fue ISA (Industrias Subsidiarías de Aviación), la Cross, abierta hasta hace unos años, o Fábrica de Abonos dedicada a la producción de fertilizantes, la Unión dedicada a la transformación de la pirita. RENFE, con un complejo de talleres para la reparación de vagones y máquinas de vapor, con un depósito de máquinas circular, y la plataforma giratoria que colocaba a las máquinas en las vías de salida. Junto al depósito de máquinas se encontraban las Carboneras, lugar donde se apilaba el carbón para las máquinas. La Fábrica de Viguetas de hormigón de D. Joaquín Távora (hoy garaje en la calle Navarra).

Los Certales situada en el Higuerón, dedicada a la carpintería metálica y de madera, pinturas, soldaduras, fontanerías, etc. El taller de Alfredo Castaño, de construcciones metálicas, sobre todo el Zinc, ubicado en la calle Cataluña, junto al famoso Bar de Ricardo. A pesar de toda esta industrialización de la zona, en esa época los sueldos de los empleados eran de poco mas de las tres mil pesetas de las de entonces, que lógicamente no alcanzaba para hacer mucho. El Guadalquivir, nuestro río, no sólo por su importancia histórica y ser motor de desarrollo de Sevilla y de Andalucía, ha dado mucho trabajo y de comer a muchos en el que han trabajado día y noche, pescadores y areneros y como consecuencia de los desbordamientos y riadas, era muy rico en materiales de construcción, la zahorra de la cual se extraían la arena, grava, gravilla y el garbancillo o chino pequeño. Ha sido un río muy rico en su fauna, algunos de cuyos ejemplares ya han desaparecidos; como el sábalo y la boga.

El barrio estaba bien dotado en lo que a equipamiento escolar se refiere, tenía tres colegios nacionales, la Guardería Infantil, aún en calle Cataluña, los colegios de Doña María y de Don Andrés, eran mixtos y situados a lado y a otro de la Iglesia Vieja. Tres colegios particulares el de Doña Dolores en el Patio de Juan Pipas (calle Navarra), Doña Gertrudis en el Corralón de Maderas (calle Marruecos) y el de Don Manuel en la calle de La Botica (hoy calle Burgos). Los establecimientos más conocidos eran, la tienda de ultramarinos de Juan Margarít y la de Manuel Ramos, en la hoy calle Medina y Galnares, la panadería de Manolo en la hoy calle Cataluña. La frutería de Carmen, (hermana de la conocida Kiki), la tienda de Cosin, la zapatería de Domingo, el bazar de Pedro, la tienda de Carmen la Herrera (Cayetano), todos en la hoy calle Navarra, el horno de Manolo el panadero (padre de los Cruz) en el Callejón del Horno, la tienda de María Josefa, la carnicería de Pepa la carnicera (madre de los Rosso), la Gandinga, la droguería de Juan Vela, la carbonería de Florentina, todos estos en la hoy calle Valencia.

Los establecimientos de la calle Extremadura ya se han mencionado con anterioridad pero cabe destacar la gasolinera de Herrera en la calle Navarra como una reliquia, pues llevaba en San Jerónimo más de sesenta años, antes hubo otra a la altura de la Sevillana de Electricidad, muy próxima a lo que hoy es el Instituto de Toxicología. También de kioscos de chucherías estaba bien surtido el barrio, uno de los más nombrado el puesto del Cojo, junto a la barbería de Amadeo, en la calle Cataluña, a unos metros de la esquina de lo que hoy es el Banco Central, más tarde paso a llamarse el puesto de Angelita, nombre que mantiene en la actualidad, pero en distinto lugar, al inicio de la calle Mejillón. Justo enfrente del puesto del Cojo (Manuel), se hallaba otro no menos famoso, el puesto de Antonia la esposa de Sebastián, también había otros dos kioscos en la calle Medina y Galnares, uno junto al Sótano H y el otro próximo a la esquina de Zuñiga, frente a la pescadería de Puerto. Había otro en la esquina de la calle Valencia con la calle Cataluña, frente a la gestoría hoy allí existente y cuyos dueños fueron: primero Nieves y después Ramonilla, otro estaba ubicado en la placita junto a la Óptica junto a la esquina de la barbería de Manolo (siento no recordar su nombre), y por último también estaban, el puesto de José, entre lo que fue el polvero de Manolo y el bar de Maraver, y el puesto de la Vieja (madre de Manuela), en el edificio de forma triangular que existe aún en la calle Navarra, edificio dónde estaba ubicado la droguería de Juan, la Gandinga, en el vértice más agudo del triángulo, una zapatería.

Manuel C. Viñuelas

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