
Un Día de Nochevieja cogió prestados unos pantalones viejos y manchados de su suegro, un chaquetón y un sombrero, se ensució la cara, se hecho un saco al hombro y comenzó a tocar la gaita por las calles. Sorprendentemente todos los vecinos le dieron limosna y ninguno lo delató. Cuando terminó devolvió a cada uno las 200 pesetas que había recaudado y se dio a conocer.
Modesto Espada Valera ya lleva varios años viviendo en San Jerónimo aquel 31 de diciembre. Arribó a Sevilla desde Sanabria en 1956 a casa de su tío Víctor Valera, llegado a la ciudad en 1902, y que poseía una vaqueriza en el Cortijo de Tercia.
Su primer puesto de trabajo fue en la Industria Subsidiaria de Aviación (ISA) donde se producían vespinos, mosquitos, motos Guzzi y tubos para aviones. Cuando los terrenos ISA pasaron a ser propiedad de Renault, él se incorporó a la plantilla de la empresa francesa.
Los inicios no fueron sencillos para el matrimonio Espada y tras casarse se fueron a vivir a una chavola en el Cortijo de Tercia, en “las tierras del Camba”, junto al Guadalquivir.
Por mediación del Patronato consiguieron un piso, por el que tendrían que pagar 150 pesetas el mes durante 50 años, que luego venderían para comprar otro en Demo. La situación laboral también había cambiado, pues en la automovilística tuvo un empleo seguro hasta 1989, tras treinta y dos años, que se jubiló. Fue testigo de excepción de la modernización de la empresa y del cambio producido en la barriada.
De aquellos primeros años también evoca los lugares de ocio. “Íbamos a pasear a la calle Medina y Galnares, a Las Columnas y al Sótano H, junto a éste había una casa con jardín que la llamaban Rolinde”. En esta época el barrio estaba compuesto de pocas calles. Valencia, Larache, Extremadura y Navarra eran las más transitadas.
No le tiembla la voz al afirmar que volvería a San Jerónimo en caso de renacer pero no ha olvidado una de las mejores costumbres de su comarca natal: la gaita. Modesto es gaitero profesional – ha vendido más de 50.000 copias de sus cintas y más de 3.000 discos - y llegó a actuar junto con su hermano Tarsicio en el Teatro Álvarez Quintero y en el antiguo cine del barrio en 1960 y 1961. Con sus notas ha animado en muchas ocasiones el corazón de San Jerónimo.
Modesto Espada Valera
Modesto Espada Valera ya lleva varios años viviendo en San Jerónimo aquel 31 de diciembre. Arribó a Sevilla desde Sanabria en 1956 a casa de su tío Víctor Valera, llegado a la ciudad en 1902, y que poseía una vaqueriza en el Cortijo de Tercia.
Su primer puesto de trabajo fue en la Industria Subsidiaria de Aviación (ISA) donde se producían vespinos, mosquitos, motos Guzzi y tubos para aviones. Cuando los terrenos ISA pasaron a ser propiedad de Renault, él se incorporó a la plantilla de la empresa francesa.
Los inicios no fueron sencillos para el matrimonio Espada y tras casarse se fueron a vivir a una chavola en el Cortijo de Tercia, en “las tierras del Camba”, junto al Guadalquivir.
Por mediación del Patronato consiguieron un piso, por el que tendrían que pagar 150 pesetas el mes durante 50 años, que luego venderían para comprar otro en Demo. La situación laboral también había cambiado, pues en la automovilística tuvo un empleo seguro hasta 1989, tras treinta y dos años, que se jubiló. Fue testigo de excepción de la modernización de la empresa y del cambio producido en la barriada.
De aquellos primeros años también evoca los lugares de ocio. “Íbamos a pasear a la calle Medina y Galnares, a Las Columnas y al Sótano H, junto a éste había una casa con jardín que la llamaban Rolinde”. En esta época el barrio estaba compuesto de pocas calles. Valencia, Larache, Extremadura y Navarra eran las más transitadas.
No le tiembla la voz al afirmar que volvería a San Jerónimo en caso de renacer pero no ha olvidado una de las mejores costumbres de su comarca natal: la gaita. Modesto es gaitero profesional – ha vendido más de 50.000 copias de sus cintas y más de 3.000 discos - y llegó a actuar junto con su hermano Tarsicio en el Teatro Álvarez Quintero y en el antiguo cine del barrio en 1960 y 1961. Con sus notas ha animado en muchas ocasiones el corazón de San Jerónimo.
Modesto Espada Valera
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