miércoles, 22 de julio de 2009

Historia del Monasterio de San Jeronimo

El monasterio se enclavó al Norte de la ciudad, alejado de ésta, en un paraje próximo a un recodo del río, con hermosas vistas y junto al camino real hacia la Corte.

En el proceso edificatorio de San Jerónimo de Buenavista, se levantó primero la iglesia, eje vertebrador de la comunidad, y orientada en sentido este-oeste con los pies a poniente, aprovechando el muro maestro sur se delimitó un claustro cuadrado, al que posteriormente se le fueron adosando otras edificaciones para satisfacer las necesidades de la comunidad.

Entre estas edificaciones estaban, otro claustro situado al este del primitivo y separado de aquel por el refectorio, la sala capitular en el ala sur, un nuevo refectorio al oeste, la sacristía nueva y las celdas en los lados norte y sur, respectivamente, del segundo claustro y frontera con este por el norte la imprenta de Indias con sus dependencias y su espacio libre central configurando un tercer patio.

Muchas de las dependencias del monasterio han desaparecido, y no han llegado hasta nosotros ni tan siquiera sus trazas. Entre los restos conservados destacan dos capillas del lado de la Epístola de la iglesia y el muro del mimo lado, que es a su vez el testero norte del claustro herreriano que también permanece, la torre, el patio y parte de las edificaciones de la Imprenta de Indias, escalera al coro, anterefectorio, mirador, y restos de la escalera de subida a éste.

La iglesia era de estilo gótico flamígero, contaba con tres naves, ábside poligonal, portada a los pies, bajo el coro, y capillas laterales de planta cuadrada en los muros del Evangelio y la Epístola.
De éstas, las dos que se conservan cuentan con una anchura libre de 4,90 m. y una altura de 8,40
m.

El templo se comunicaba con mediante puertas con los dos claustros. El más antiguo de ellos aún se conserva hoy, se inscribe en un recinto casi cuadrado de unos 160 pies de lado (46,30 x 45,40
m), siendo algo mayores los lados perpendiculares a la iglesia.

Cada uno de los alzados al patio, de dos plantas, están formados por siete módulos iguales, compuestos por una doble arcada, la inferior de medio punto y la superior de arcos carpaneles. Los pilares son de planta cuadrada y a ellos se adosan semicolumnas con pedestal, siendo éstas de mayores dimensiones en los laterales, y menores en los frontales, sobre las que apoyan los arcos. El orden empleado es el toscano en planta baja y el jónico en la primera. Se remata la composición con un antepecho de lacería morisca en piedra martelilla. Las galerías contaron con balaustradas de mármol blanco que se han perdido.

Los arcos transversales del deambulatorio, al igual que los frontales, son de medio punto en la planta baja y carpaneles en la primera y se apoyan en ménsulas con decoración diversa. Las galerías perimetrales se cubren con bóvedas vaídas, y de ellas sólo se conservan las de la planta baja y algunas del costado norte de la alta. Al gran espacio claustral abren diez portadas, ocho de ellas en el piso bajo, distribuidas en todos sus costados, y dos en el piso alto. Las más antiguas son tres de estilo plateresco, ubicadas en el ala norte del deambulatorio.

Dos en la planta baja idénticas, en los extremos este y oeste. La portada al este comunica con la escalera principal y la del oeste saldría en un principio al compás y portería, y posteriormente a la cocina. La otra se encuentra en la planta superior y da paso a una estancia inmediata a la torre, con bóveda elíptica, a través de la cual se accede al coro alto.

Inmediatamente posteriores son otras dos portadas del piso bajo, una al norte, junto a los pies de la iglesia, y otra al sur, por donde ahora se accede a la escalera suroeste. Les siguen en el tiempo dos nuevas portadas, también iguales y enfrentadas, en los laterales extremos del costado sur y simétricas de las platerescas primitivas. Fechadas hacia 1600, daban acceso, la una al anterefectorio de poniente y la otra, a la que fue cocina del claustro de levante.

De la misma época, aunque más sencillas de diseño, son las también iguales entre sí y enfrentadas, que se ubican, una dando acceso a la escalera norte y otra a la nueva sala capitular al sur. La última de las puertas es claramente barroca, se encuentra en el piso alto y da paso a un cuerpo de edificación hoy desaparecido, que se adosó durante el XVI a los pies de la iglesia y al testero norte del claustro mayor ya través del cual se accedía a éste desde el compás.

De todas las dependencias que rodearon tan espléndido claustro sólo se conserva en pie la escalera que conducía al coro. Ocupa una estancia rectangular de 15 x 4,35 m a continuación de las últimas capillas de la Epístola, a los pies de la iglesia. Se accede a ella desde una de las portadas anteriormente descritas, a través de un vestíbulo cubierto por una bóveda vaída casetonada. La doble altura del espacio de subida se cubre por una cúpula con casetones de media naranja sobre pechinas. El vestíbulo superior, que da paso hacia el coro, la torre y el claustro alto, se cubre con una bóveda muy rebajada en óvalo sobre pechinas, y decoración de nervios concéntricos.

La torre, de formas góticas en su primer cuerpo, se abría a la nave central de la iglesia como tribuna. En la segunda mitad del XVI se prolonga la torre, dotándola del cuerpo de campanas que hoy es una de las señas de identidad del convento.

Ésta prolongación arranca de un basamento ancho, decorado con motivos geométricos de azulejos, sobre el que se dispone un cuerpo en el que se abren tres vanos en cada cara. En el centro se dispone el hueco mayor, un arco de medio punto al que flanquean dos pilastras, una a cada lado, entre éstas y las esquinas de la torre donde aparecen pilastras pareadas, se abren los otros dos huecos de menores dimensiones. Rematando este cuerpo se dispone un entablamento muy elaborado con triglifos y metopas de azulejo azul cobalto. Sobre el entablamento y a eje del hueco mayor, se sitúa un arco de triple inflexión, rematando la composición una pequeña balaustrada de motivos geométricos.

La coronación de la torre se hace mediante un chapitel apiramidado, que se levanta sobre una bóveda cónica de ladrillo, recubierto por azulejos de dibujos estrellados azules y blancos. Durante su utilización como fábrica de cristales, la torre se vació interiormente para emplearse como secadero de las piezas recién elaboradas, sustituyendo la escalera original por otra estrecha y empinada, que es la que vemos hoy.

Como ya dijimos, otros de los restos conservados pertenecen a la Imprenta de Indias que se levantaba al nordeste del claustro de levante y contigua al ábside de la iglesia.

La edificación de la imprenta de Indias estaba compuesta por dos alas en «L» que rodeaban a un patio, cuyos otros dos lados cerraban el ábside y uno de los lados del claustro de levante, y que hoy sólo se conserva parcialmente. De los dos cuerpos que la componían, el del norte ha permanecido en pie en planta baja, y el otro, ha desaparecido. Finalmente, ubicada junto a la ronda norte de circunvalación de Sevilla, se puede observar un templete o humilladero que perteneció a las huertas meridionales del convento, y que aparece en el grabado de G. Díaz de 1869 y la fotografía de 1851 del vizconde de Vigier que presentan vistas del Monasterio desde el Sur.

HISTORIA
El Monasterio de San Jerónimo de Buenavista fue fundado en 1414 por Juan Esteban, Jurado de la ciudad de Sevilla, con el auxilio de Nicolás Martínez, tesorero y contador del Rey, y de su mujer e hijo, Diego Martínez de Medina.

El embrión del primitivo convento lo constituyen las propias edificaciones de la hacienda, a las que se le fueron añadiendo otras dependencias a lo largo de varias fases. La primera fase de construcción corresponde a la primera mitad del siglo XV, la segunda fase al primer tercio del siglo XVI, y la tercera a finales del siglo XVI hasta los primeros años del XVII.

En la primera fase se edifica la iglesia, entre 1414 y 1450, y uno de los claustros, en la segunda se amplía la iglesia hacia poniente, y se construye el claustro de levante, contiguo al claustro existente y separado del lado oriental de éste por el refectorio, a la tercera fase de la construcción pertenecen el resto de dependencias. Las obras de la planta baja se prolongan hasta 1581, año en el que se inician las obras de la planta alta, encargadas a Miguel de Zumárraga.

En 1557 Felipe II concede al monasterio de Buenavista el privilegio de impresión de las Bulas de la Santa Cruzada para las Indias, que hasta ese momento detentaba en exclusiva el de El Escorial. Los monjes habilitan inmediatamente las estancias situadas sobre la Sacristía, en donde trabajarán varios años.

En 1597 se dirigen al Consejo de Indias en demanda de fondos para labrar la nueva imprenta que se edifica al nordeste del claustro de levante y contiguo al ábside de la iglesia, de la que la separa un nuevo patio, que se conserva hoy sólo parcialmente. En el primer cuarto del siglo XVII se labran el nuevo refectorio y la Sala Capitular.

El 18 de Agosto de 1809 se decreta la extinción del clero regular y en ese mismo año se inicia la incautación de las fincas rústicas de la Orden. En Febrero de 1810 se procede a la incautación del monasterio, de sus cuadros e imágenes, objetos de culto, mobiliario, ropa y otros objetos de valor.
Posteriormente, entre 1815 y 1820, se produce un saqueo del cual quedan señales del incendio en las excavaciones arqueológicas, y en 1823 se autorizó a los jerónimos a reintegrarse a sus conventos y recuperar sus enseres en depósito. La extinción definitiva de la comunidad se produjo en 1835, pasando sus últimos enseres monásticos al convento de Santa Paula.

Tras la exclaustración general de las Órdenes religiosas, numerosos conventos se convierten en instalaciones fabriles, convirtiéndose San Jerónimo en fábrica de cristales huecos y planos en 1843, uso durante el cual se alteró en gran manera la edificación.

En las huertas más al Norte se levantó el cementerio protestante, que aún persiste semiabandonado. El Ayuntamiento de Sevilla adquirió la propiedad del edificio en Marzo de 1984, y actualmente lo utiliza como sede de eventos culturales al aire libre.

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